jueves, julio 31, 2008

Delirantes

La niña ya está un poco cansada de los cambios que viene sufriendo desde que cayó en ese lugar. De pronto, un enorme insecto aparece ante sus ojos. Está a punto de salir corriendo, pero una voz de raro acento le suplica - ¡Ayúdame, por favor! Estoy tan confundido... Se detiene. ¿El bicho habla? Bien, ya vio tantas cosas inexplicables, que una más... - Dime, ¿qué hace una pequeña como tú en un lugar como éste? - Soy parte de un cuento – responde Alicia educadamente - ¡Un cuento! – exclama el insecto - Gracias, pequeña, creo que ahora entiendo ¡Es el delirante de K, que otra vez anda haciendo de las suyas! (Imagen Metamorfosis, de Fernando Falcone)

CREACIÓN

No sé si hicimos bien en regalarle a nuestro hijo ese juego... Parecía divertido, al principio. Y también útil. Educativo... “Arma tu propio universo”. ¿No suena interesante? Un lindo modo de conducirlo por el camino de la ciencia, pensamos. Pero ahora estamos preocupados. Hace casi una semana que está encerrado en su cuarto. Cada vez que lo llamamos, dice que está demasiado ocupado, que lo dejemos tranquilo, que él sabe lo que hace. No estamos tan seguros, sin embargo. Hace un rato, nomás, dejó sin luz a todo el barrio... Por suerte, logramos que nos prometa que mañana, domingo, dejará el bendito juego de lado y descansará como se debe.

A SALVO

El oriental interpretó correctamente el gesto que la Muerte había hecho al verlo. Por eso, canceló el viaje y se encerró bajo siete llaves. Ella, por supuesto, no se iba a dar por vencida por tan poca cosa. Nunca la habían detenido puertas ni cerrojos, y su record mostraba muy pocos fracasos, a la larga siempre redimibles. Pero él tenía un as en la manga. Y cuando la sintió aproximarse, azuzó al perro contra ella. Mientras el Mastín que había obtenido de los Baskerville se entretenía con la huesuda, pensó en su Buenos Aires, y en cuando lo volvería a ver Dicen que se ha vuelto inmortal y que cada día canta mejor.

martes, julio 22, 2008

Riesgo

Nunca jugó, por temor a ensuciarse o lastimarse. Nunca se enamoró, por temor a que lo hicieran sufrir. Nunca voló ni navegó, por temor a que el avión cayera o el barco naufragara. Construyó una caparazón, invisible pero efectiva, para protegerse de todo. El tiempo acarreó soledad y aburrimiento. Vio pasar a la Muerte muchas veces. Pero ella nunca se le acercó. Ya era muy viejo cuando decidió preguntarle si su hora estaba cerca. Estaba solo, con frío, el cuerpo le dolía por todos los costados, y hacía mucho que nada parecía tener sentido. La Muerte lo miró con sorpresa. - No puedo llevarte – dijo- solo vengo por los vivos... Y partió, sola.

Para mí, el Caos

Sumerge la pajilla en la mezcla; después la alza y sopla. Una serie de burbujas multicolores flota en la luz, danzan, giran, derivando en el espacio con misterioso orden. Una a una, las reviento. Él, incansable, sigue creando sus universos, esos frágiles sistemas planetarios. Yo, igualmente empecinado, seguiré destruyéndolos.

NEOBESTIARIO

Muerta de risa, mi nieta se empeña en unir equivocadamente las piezas del juego didáctico. La tiene sin cuidado la lógica, y junta la figura de un perro con la leyenda “Tiene grandes cuernos”. No conforme, añade debajo otra que asegura “Sale cuando llueve”. Un nuevo bestiario medieval, surgido de esas pequeñas manos tiranas, se desparrama sobre la mesa del comedor, torciendo el rumbo de cualquier evolución natural. Más tarde, me cercioro de cerrar bien todas las puertas y ventanas, me tranquilizan las rejas y cerrojos. Temo que, cuando empiece a llover, la bestia cornuda o cualquier otro de los recién nacidos monstruos (que ya rondan por la calle), logre entrar en nuestra casa.

domingo, julio 13, 2008

HARTAZGO

¿Hasta cuándo este calvario? Muy bonito esto de la magia, muy creativo, sí, ¡pero tiene sus bemoles, no crean! Sobre todo si uno cayó en manos de una narcisista obsesiva como esta... Yo, que podría dar respuestas a todo, estoy obligado a contestar una sola pregunta, siempre la misma, sí, como lo escuchan, todos los días de la semana... ¡No, qué franco ni franco, estamos en el feudalismo todavía, y falta un rato largo para lo de las conquistas sociales...! Pero esto acaba con la paciencia (y el azogue) de cualquiera... ¿No les dije? ¡Ahí viene la bruja y su famosa preguntita! ¡Sí, sí, ya voy...! “¡Espejito, dime hoy / si la más hermosa soy!”

Fruto amargo

No contenta con habernos hecho expulsar del Paraíso, la pérfida manzana aguardó pacientemente la llegada del pensador, para atacarlo de improviso. Lo demás es conocido: Newton descubrió la Ley de la Gravedad. Desde entonces, perdimos también la capacidad de volar, abrumados por el peso de tan grave legalidad.

EL BUEN LADRÓN

En vida, cometió todos los pecados contabilizados, y hasta añadió algunos, de su propia cosecha, a la pesada losa mosaica. Cuando murió hubo quien, preocupado por el alma inmortal que sufriría los peores tormentos del infierno, sufragó misas y realizó generosas donaciones en su nombre. Fue una lastimosa pérdida de tiempo y dinero. Todos sus esfuerzos llegaron tardíamente. Porque tras muchos años de latrocinio, y gracias a su maestría en las malas artes, no había puerta que el réprobo no fuera capaz de abrir. Ni siquiera las del Paraíso.

Incrédulos

- ¡Es un ángel! – decían los parientes. - ¡Es un ángel! –repetían los vecinos. - ¡Verdaderamente, un ángel! – coreaban amistades, compañeros de la Facultad y simples conocidos. Los científicos nada han dicho aún. La han encerrado en un laboratorio, le cortaron las alas, la someten a toda clase de experimentos espantosos, devorados por el ansia de clasificar semejante espécimen de la manera más correcta y apropiada.

miércoles, julio 02, 2008

Concierto

El día de su primer concierto tuvo sufrimientos extraños: se le hincharon piernas, rostro, vientre... A último momento debió alquilar un traje, ya que la creciente desmesura de su abdomen le impedía vestir el suyo, esperanzadamente nuevo. Su madre, esgrimiendo justificaciones sicosomáticas, le cedió un par de Valiums. Así, soñoliento y distante, pudo observar con cierta ecuanimidad la expansión sin pausa de su barriga; y a pesar de las náuseas insolentes, ni pensó en cancelar la presentación. A la hora señalada, sintiéndose ridículo, ajeno a su cuerpo, aturdido aún por los sedantes, se sentó al piano. Y entonces dio a luz la música.

CADA CUAL ATIENDE SU JUEGO...

Dios, aunque sea para desmentir a Einstein, sí juega a los dados con el Universo. Con algo tiene que entretenerse. Pero ese no es el problema. El viejo sabe bien cómo tirarlos. Tampoco hay que preocuparse porque el Otro, (ya saben de quién hablo), sea un excelente jugador de truco, poker y similares. Porque los puros y temerosos huyen de semejantes vicios. Y los que no, tan tramposos como él, van con las cartas marcadas. Además, si pierden, siempre se puede decir “¡allá ellos!” El verdadero problema, lo que no nos deja dormir a la noche, es que a la Humanidad le encanta jugar a la ruleta rusa. Imagen: Alberto Molina Navarrete (tomada de Internet)

BOOMERANG

Los miré pasar, inmóvil como una planta, maravillado por el orden aparente, la cruel eficiencia, su organizada crueldad. El jardín languideció bajo sus pasos, antenas pavonadas cuadriculaban el aire. No quise (o no supe) defender los pétalos ajusticiados, las semillas desarraigadas en la oscuridad, el verdor de las hierbas... Callado, observé el proceso atroz. Cerré los oídos al silencio que gritaba, cerré la boca. Solo miraba, vegetalmente sumiso y mudo. Hasta que el jardín fue una espinosa desolación (huesos insepultos, tierra arrasada, cielo sin alas). Y ya no hay qué mirar. Sólo quedamos ellos y yo. De tanto callar, ya no tengo voz. Y ellos... aún tienen hambre.

ASIMILADO

Aquel lobo había tomado todos los recaudos para que las ovejas no sospecharan de él. Aprendió a balar sin acento, a fingir que amaba la ensalada de tréboles, a llevar con elegancia su lanudo disfraz. La manada, demasiado hambrienta para semejante ejercicio de paciencia, bajó una noche hasta los corrales. Él, por su mayor tamaño, les pareció la presa más conveniente. Confiado en hacerlos cambiar de opinión, intentó revelarles su verdadera identidad. Pero había pasado demasiado tiempo vestido con la piel de oveja, y sacársela le resultó imposible. Y sus familiares, sordos a la desesperación de los balidos (perfectamente modulados, sin duda), echaron a perder su cuidadosa campaña de infiltración.