martes, noviembre 11, 2008

SÚCUBO

Intentaba dormir cuando, sigilosa y suave al principio, se escurrió por las rendijas. Aunque invisible, su presencia era innegable. Luego se hizo más fuerte, apropiándose del aire y de todos los recovecos del cuarto. Ese lugar donde, iluso de mí, creí estar a salvo de semejantes intromisiones. Pensé que si la ignoraba, podría evadirla. Si podía hacer de cuenta de que no estaba ahí... Si lograba cerrar los ojos y dejarla fuera de mi mente... ¡no podría lograr su cometido! Pero todo esfuerzo fue inútil. Me atrapó y supe que no me libraría de ella hasta el amanecer. Fue así que esa música atronadora, con la que el vecino festejaba su cumpleaños, convirtió mi noche en una pesadilla de ojos abiertos e implacable insomnio.

1 comentario:

Luna dijo...

UUUYYY!!!!! a quién no le ha pasado!!!!!

Me gusta como logras atrapar con tu historia y sorprendes con el final.
Saludos.